“No dejamos de jugar porque envejecemos; envejecemos porque dejamos de jugar” G.B. Shaw.
Por: Eurípides Blue
En mi niñez mi padre me enseñó muchas cosas: a respetar a los mayores, a decir gracias y por favor, a disfrutar las caminatas largas, a construir cosas, aunque con frecuencia me sobraban piezas; por él amo los cómics, desde mi visión él era el súper héroe que más admiraba. Como ese hombre era mi héroe yo deseaba hacer y aprender de él todo lo que pudiera. Recuerdo que los desayunos de fines de semana me fascinaban, él contaba historias de juegos y juguetes que no se obtenían de las estanterías o se anunciaban en la televisión, porque el juguete más preciado, decía, emergía de su imaginación.
Un día me contó que cuando niño, él y sus herman@s tenían y jugaban a las canicas, porque en aquellos días de austeridad y viejas costumbres todo se compartía. Yo insistía tanto en jugar lo que él, que un día llegó a casa con un saco de canicas de distintos colores y tamaños, mismas que puso bajo mi custodia por ser mayor que mi hermano. Salimos al jardín y la lección comenzó con cómo tomar la canica para que se convierta en un proyectil certero. Mi padre nos enseñó las reglas a seguir dependiendo la variante del juego, en mi vocabulario se añadieron los términos chiras pelas, tirito, muerto, ojo de águila, hoyito así como los nombres de algunas canicas con tamaño y diseño característico: agüitas, lecheras, bombocha o bolón, ojo de gato, trébol, chinas, petroleras…
Mi predilecta era una llamada balín, lisa, negra, resistente, con ella gané muchas canicas… y problemas a la hora del recreo, y es que por mi aspecto pálido, enclenque y femenino me menospreciaban los contrincantes, al final terminaba con un puñado de canicas nuevas para mi colección ante los ojos incrédulos de los participantes.
Lo importante no es el juguete sino el juego. Hoy día creemos que al regalar un juguete caro y que prácticamente hace de todo estamos contribuyendo a la felicidad de l@s niñ@s. Yo me preguntaría si propiciar el individualismo y consumismo les hace felices o eso hace feliz a nuestro ego donde competimos con otros adultos al demostrar quién tiene mayor poder de adquisición.
Según Blatner y A. Blatner “la necesidad de jugar en los seres humanos es permanente a través de toda la vida.” Señalan que “la base de la vida de las personas es la habilidad para amar, para trabajar, para jugar y para pensar y la relación que se forme entre estos cuatro aspectos primordiales de su vida”. (Blatner y Blatner, 1997). Así que no es extraño pensar que las personas adultas que gustan de reparar cosas o de las actividades manuales de cierta manera siguen jugando, utilizando sus habilidades para solucionar un problema de manera creativa. Por ahí dicen que lo que se genera de un@ mism@, ya sea trabajo o pensamiento para lograr un objetivo, siempre tendrá más valor que lo que se proporciona externamente.
En nuestra infancia el juego es primordial; se desarrolla la psicomotricidad, el lenguaje, la memoria, la comprensión, aprendemos a expresarnos, contribuye a las actividades colectivas, ayuda a entender que las reglas son importantes para la convivencia con otras personas, facilita la asimilación de costumbres y tradiciones, sobre todo favorece a la imaginación. En el juego no existe el espacio, la certeza ni el absurdo; niñas y niños proyectan sus gustos, emociones, ansiedades, inquietudes y valores además de producir un gozo por jugar. Como dirían quienes se dedican al psicoanálisis, se proyecta todo lo que se ha introyectado del mundo de l@s adult@s sin preocuparse de los resultados.
Foto: Noemí Cruz
En este entendido, los juegos y juguetes tradicionales se convierten en patrimonio de los pueblos por reflejar el arte y creencias de un sector o comunidad en particular. Quién no ha jugado a la lotería con sus característicos personajes como el borracho, la chalupa, el diablito, la dama o el valiente, todos ellos elementos importantes en nuestra idiosincrasia como mexicanos.
La simplicidad de un juguete permite la versatilidad del mismo. Una canica, por ejemplo, puede ser un proyectil, un objeto de colección, nos convierte en cazadoras o cazadores de ese objeto, es una obra artística, un planeta de un sistema solar lejano, un preciado tesoro de la infancia.
Desde mi perspectiva, jugar es un arte y cada niña y cada niño es un artista que reproduce, modifica, inventa o hiperboliza lo que sucede a su alrededor, así como el artista refleja su entorno para expresar una emoción y tal vez “generar algo” en otros. Cada juego es único e irrepetible pero siempre hay posibilidad de jugar una y otra vez obteniendo resultados diversos.
Foto: Eurídice Sifuentes
El jugar provoca una evolución mental y emocional ya que implica tiempo de calidad entre quienes integran las familias, crea y fortalece lazos entre personas que no se conocen entre si -llamada amistad- nos enseña que la práctica hace al maestro o que después de jugar policías y ladrones no importa el ganador pues todos se divirtieron y terminaron en casa de la mamá alcahueta que les preparó agua de limón para toda la pandilla cansada de la corretiza.
Así que échense este trompo a la uña, no dejen de jugar como niñ@s y mantengan esa capacidad de querer experimentar o asombrarse. Cuando jugábamos no teníamos certeza sobre lo que pasaría el día siguiente, vivíamos y disfrutamos ese momento de dicha en soledad o en compañía. Esta nota fue inspirada por la Exposición que el Museo Nacional de Culturas Populares albergó unos días atrás, pero no hace falta ir a un museo: basta con sacar tu bicicleta a rodar, desempolvar el trompo o la muñeca y jugar con esas personitas especiales que tienes en casa.
Foto: Noemí Cruz
Referencias:
Blatner, A. B., & A. (1997). The art of play. Nueva York: Human Sciences Press.
ECOAULA. (5 de marzo de 2018). Beneficios del aprendizaje a través del juego. El economista. Obtenido de http://www.eleconomista.es/ecoaula/noticias/8981365/03/18/Beneficios-del-aprendizaje-a-traves-del-juego.html
IdeasQueAyudan. (16 de agosto de 2016). La importancia del juego en la salud de los niños y de los padres. Obtenido de http://ideasqueayudan.com/la-importancia-del-juego-la-salud-los-ninos-los-padres/